jueves, 18 de octubre de 2012

Columna XVI

Las personas caminamos hacia un destino desconocido, nos da igual el camino, solo queremos llegar al final y descubrir la razón por la que caminamos.

Imagina una oscura selva que se extiende en todas direcciones, te rodea, pensativa y latente, a la espera de tu próximo movimiento, casi inmóvil ¿Qué es lo que sientes? Exactamente eso. Cada paso es importante, observas las sombras danzantes a tu alrededor, los ruidos desconocidos son eclipsados por los latidos de tu propio corazón que cada vez suenan más fuertes. Nada importa ya, pues has perdido la razón por la que avanzabas, adentrándote más en el camino, olvidando el punto de partida, haciéndote imposible la vuelta atrás. Lo blanco se vuelve negro, el día se convierte en noche, la felicidad se torna en tristeza.

"No puedo quedarme, no puedo..." Esa es la triste historia de la vida de un hombre. La oscuridad es la mejor amante del solitario, el silencio, la melancolía y, si, un poco de cinismo. Llevo un jersey de lana viejo, deshilachado y llamativo; es negro con adornos violetas, blancos, marrones y verdes, además, tiene un escudo, con sus laureles y hasta una corona, con una avioneta en el pecho. Nunca estuvo de moda y eso lo hace atractivo. Tiene cierto olor a viejo, como a polvo, un olor muy agradable, recuerda al hogar.
Era de mi madre, que me lo dio cuando aún no llenaba las mangas y me quedaba grande; recuerdo meter las rodillas dentro de él y abrazarme a ellas, haciéndolo aún más grande, pero es cálido y cómodo. No sé si decirlo, pero si se me permite, creo que quiero mucho a este jersey. Ahora que lo pienso, creo que nunca se ha lavado, no sé, suena extraño pero la suciedad no se atreve a ensuciar algo tan puro e inocente como un jersey viejo, no sería justo.

Si me quitara el jersey no notaría frío alguno, no porque no sea una fría noche de otoño, sino porque no me siento capaz de sentir nada en este momento. Todas las terminaciones nerviosas que rodean mi cuerpo se han quedado mudas ante los pretéritos sucesos. Están calladas, ausentes, impávidas ante estímulos externos, como el frío o el calor, porque mi mente se encuentra ocupada en algo tan importante que olvida el resto del cuerpo. Es curioso como antes mi mente estaba ocupada en la misma cosa, pero en un contexto diferente y algo ambiguo, mágico quizá; ahora se entretiene en un ambiente de tristeza solemne y depravada, excitada día a día con la fusta moderna llamada Internet. En ciertos momentos consigo desconectar, transformándose en un vaivén trastornado de sentimientos contradictorios. Francamente, veo la locura como una escapatoria plausible a la decadente realidad presente. 

miércoles, 10 de octubre de 2012

Columna XV

Los "te quiero" siempre van en pareja.


En las películas porno suele haber dos mujeres y uno o varios hombres, como en la vida, siempre hay una persona que acaba siendo follada hasta el más placentero orgasmo mientras que hay otra que solo se dedica a lamer ojete depilado. Puedes llegar a sentirte así cuando te dedicas en cuerpo y alma a ser lo más perfecto para alguien pero en cambio solo recibes mierda y negativas contradicciones.

Un día recibes una llamada que crees que cambiará tu vida, al otro lado está Dios enredando el cable del teléfono y jugando tímidamente con las palabras, su voz tibia te relaja y hechiza, pero ocurre que no cambia nada o el cambio no ha producido el resultado esperado. Pasan los días y el sol te marchita, la precoz felicidad se dobla como un fino tallo en la más bonita pradera. Vuelves al mismo estado de decadencia y te preguntas hasta cuándo vas a mantener la promesa de no ser igual que los demás o al menos ser algo diferente, llamativo, resplandeciente.

¿Cuánto tiempo vas a dejar esas palabras pudriéndose en tu mente?

"Hagas lo que hagas, pienses lo que pienses, no seas otro maldito ladrillo en el muro". Y no tengo pensado serlo.

domingo, 7 de octubre de 2012

Columna XIV

Terrícolas, lo siento mucho, el amor ha muerto, ya no queda ni una diminuta pizca en todo este vasto vertedero.


Te paras un momento, desconectas del universo, bebes cuatro cosas que te llevan a un estado de lucidez total en el que te das cuenta de las millones de cosas que pasan ante ti como un puñetero río iridiscente de verdad fecal que desprecias por el simple hecho de que no quieres conocerlas. En la total decadencia llegas a un acuerdo contigo mismo, te preparas para lo que sobrio no has tenido valor ni para pensarlo y, sutilmente, te lanzas en busca de una respuesta larga que culmine en la mayor de las gratificaciones.

Los terrores de las dimensiones ignotas fluyen bajo tus pies, los miras de reojo mientras riegas tu cuerpo con más falsa auto-seguridad, la mierda más grande jamás creada en este mundo. Es cierto, no sientes miedo, un cálido valor te llena y te crees capaz de manejar mejor la situación porque las verdaderas represalias ahora no son tan temibles; tienes una red de excusas preparadas que esta sociedad suele admitir en un alto porcentaje y en el peor de los casos la otra parte influyente pondrá más de su parte de la que te esperabas. El terror existe, es bárbaro y horrible, casi medieval pero eso te importa tres cojones por algún tipo de pseudorazonamiento de la más pura ebriedad cognitiva.

Pero, algo ocurrió al margen de mi propia voluntad, una pequeña parte de ese río de miedos entró en mi cabeza a causa de diferentes hechos que pasaron en menos de escasos segundos, no fui capaz de rechazarlos, por lo que pusieron punto y final en la página, pasaron a la siguiente y escribieron un nuevo capitulo, lo peor de todo es que se acabaron esas sonrisas de tonto. Ahí estaba en el suelo caduco, mirándome los pies y dándome cuenta, ahora, de que es la tierra la que se mueve.

No me hagas suplicarte, sería humillante.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Columna XIII

¿No os parece una puta mierda la vida?

Lo ves llegar, sueñas todas las noches con ello, pero ese instante en el que lo tienes, es tuyo, para siempre,  nunca acaba por llegar. Piensas cada día en lo mismo, la ansia te recorre el cuerpo como una ponzoña y te envenena como una droga, evadiéndote de la realidad y proporcionándote una falsa felicidad que te crea una tolerancia tal que abusas de la imaginación y los sueños hasta tal punto que no diferencias qué es real y qué no.

La verdad... todo lo que ha tenido que pasar, lo debiera o no, ha pasado y no hay vuelta atrás. El tiempo te impide volver sobre tus pasos; sería un coñazo estar cambiándolo todo constantemente, además de que sería un lío de cojones, así que, lo que pase a continuación solo depende de ti. Es trágicamente imperfecto, lo sé, pero así funciona la vida, esperas que vengan las cosas mientras te preocupas por las que ya han sucedido.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Columna XII

Y fue allí dónde miraste al futuro, te dio tanto miedo que volviste a vivir en un pasado imperfecto dónde los errores ya no duelen y las decepciones están ya lloradas.

Queridos patriotas sexuales ¿cuál es el parásito más resistente? ¿Una bacteria? ¿Un virus? ¿Internet? Una idea. Resistente. Altamente contagiosa. Una vez que una idea se ha apoderado del cerebro es casi imposible erradicarla. Una idea completamente formada y entendida, que se aferra a las neuronas, se extiende por cada recoveco de nuestro cerebro y nos infecta. Esa simple idea que llega incluso a definirte como persona. Pero, ¿cuál es la idea más poderosa? Está claro ¿no? Ella. La idea de ella en tu mente es como un volcán en erupción, una lava arrasa con todo y te inocula la más simple y llana de las ideas, pero a la vez la más poderosa catarsis: estás enamorado.

Da igual que intentes olvidar esa idea, ella está ahí asida con fuerza en lo más profundo de nuestro subconsciente, puede parecer que la has olvidado durante unos minutos, incluso un día entero, pero la noche llegará y te encontrarás tumbado en la cama (solo o acompañado) intentando conciliar el sueño, y en ese momento de debilidad la idea explotará dentro de tu mente, ella llegará galopando a lomos de tus neuronas, tomará forma corpórea y se tumbará encima de ti sin hacerte daño; te acariciará la cara, te apartará el pelo con las manos mientras te besa los labios con un cálido y húmedo beso. Has luchado todo el día para olvidarla y ahora te sientes como un idiota porque este es el jodido mejor instante de todo el puñetero día. Te abrazará fuerte, notarás sus labios en el cuello y te susurrará al oído "hola" para convertirte en el hombre más feliz del mundo; pero solo es una idea, no puedes pedirle más, abres los ojos, el sueño a terminado y te quedas con cara de idiota mirando al puto techo, añorándola más de lo puedes soportar.

Y así será por lo siglos de los siglos, joder.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Columna XI

Porque ese momento en el que busco algo y solo te encuentro a ti, ese momento es el mejor del día.

Si hay una cosa que puede hacer que los no creyentes se cuestionen la no existencia de Dios, son aquellas situaciones en  las que dudamos sobre si lo que estamos viendo -y viviendo- es real o producto de algún hechizo que los creyentes llaman milagro. Te sientes "cultivado" en algún futuro post-apocalíptico; que todo lo que sientes y estás viendo es producto de un sueño tecnológico, de pequeños impulsos eléctricos que deciden qué mostrarte ahora, si una sonrisa o quizá una juguetona lengua.

La simple cuestión de la realidad es una de las razones por la cual éste es un mundo único, capaz de sorprenderte tras cada esquina, en cada recoveco; con cada pequeño detalle, con cosas simples y cotidianas, pero que con una atmósfera adecuada pueden llegar a convertirse en imposibles, tanto que nuestro racional cerebro se colapsa y llega a preguntarse si esta mujer que tengo delante, abrazándome, y recibiendo mi abrazo, es real. Se pregunta si esa sonrisa no es producto de fluctuaciones en las ecuaciones de la vida, un error del universo, pues el universo tiene por única regla no mostrarnos imágenes que puedan colapsar nuestro diminuto cerebro por ser demasiado hermosas, es por eso que se vuelven imposibles.

Aquí tenemos al Hombre, representado por un capullo, ante la más imposible posible imagen del error más bonito que ha tenido el universo, representado por una preciosa mujer sonriente. Aquí el error deja su definición de concepto equivocado para tomar la de solución correcta a todos los problemas de la vida. Es un éxito, un éxito con bañera, que se lía tabaco, que se ríe y que me hace feliz. Porque un día estás pensando en tus sueños y en un parpadeo se han llegado a cumplir (quizá en cierta medida), te ves viejo y a punto de morir, piensas que la vida ha pasado como un relámpago ante tus ojos y que la has desaprovechado, pero entonces piensas en cada mínimo y precioso detalle que has vivido con ese "error" en los cálculos del universo, ese segundo se convierte en minutos, ellos en horas, en días, en semanas, en meses, en años... y recuerdas todo. Es un gran final, coño.

martes, 28 de agosto de 2012

Columna X

Todo parece fácil hasta que empiezas a pensar con el corazón.

 Me he cruzado con una historia con un no como protagonista. Algunas personas lo ven como una negativa, otras lo vemos como solo un pequeño obstáculo que precede a otra oportunidad. Puedes pasarte la puta vida saltando obstáculos, o puedes darte cuenta en el primero que es imposible. Todo depende de cada persona, necesitarás tres óbices, quizá solo dos hasta caer rendido ante la desesperación y la derrota. Otros idiotas somos capaces de levantarnos una y otra vez, asimilando el dolor y siendo testarudos hasta acabar con los sentimientos demacrados.

Somos falsos héroes que nos resguardamos en la esperanza de las fantasías venideras, nos alimentamos de falsa imaginación; pensamos que esos sueños se cumplirán y el propio deseo de alcanzar esa falsa realidad nos da fuerzas para asimilar el dolor una y otra vez. También nos ciega y no vemos la triste y jodida verdad, que no hay nada al final de camino; es un efecto secundario de la morfina llamada "amor", un efecto que termina por pasarse y ahí es cuando duele.

Me ha salido todo del tirón y he sufrido la mayor erección de mi vida. Lo bueno y lo malo del sexo es que puede no saber qué coño es el amor.

domingo, 26 de agosto de 2012

Columna IX

Es cosa de dos y a veces se nos olvida.

Ahí la tienes, me ha mirado tres veces y dos porque me he colado en su campo de visión. Pienso que soy un puñetero idiota, me enamoro de la primera chica que me muestra una mínima atención y eso me fastidia pero no puedo evitarlo. Y ¿sabes qué es lo peor? Dejo que mi mente actúe insensata, imaginándome feliz junto a ella, besándola, abrazándola para siempre. Así no se puede jugar, es sucio y muy peligroso, porque olvidas que el amor es cosa de dos.  Olvidas, entre pensamientos empalagosos, que para que exista una pizca de amor tiene que haber una conexión sentimental estable. Estás perdido en ese mundo de fantasía entre su pelo, sus piernas y cámaras lentas que obvias lo más importante: si no le gustas lo suficiente para levantar una pequeña mariposa todo eso es solo un sueño imposible.

Supongo que es la eterna sentencia del ser humano, no es capaz de ver más allá de su imaginación y a veces la confunde con la dura y jodida realidad. Las cambia porque es más fácil vivir allí, sin preocupaciones, sin negativas y junto a quien queramos. Pero, pequeños embusteros, no hay luz al final de la imaginación, sigue siendo un fangoso pantano lleno de penas y oscuridad, solo admitiendo la realidad y afrontándola podemos pasar de largo y ver qué cojones nos espera después.

viernes, 24 de agosto de 2012

Sex one

Dios quiere que follemos a todas horas, así no tiene que preocuparse por si matamos a alguien, empezamos una guerra o alguna otra forma de pecado. El sexo para el amor, el amor evita la guerra y todos contentos.

Sexo, cielos... antes daba tanto miedo esa palabra y ahora la dicen cualquiera en cualquier red social. "Ojalá este sudor fuera de follar", "Mi madre diciéndome 'si follaras más no estarías tan frustrada' #lololol", "Yo, ya #secorrió", "Follemos, follaron, follantum". Todas estás paridas sin fuste están permitidas por una sociedad que ha dado un paso de gigante en cuanto a los temas tabús. Ahora, bajo la seguridad del "anonimato" e Internet podemos decir lo que nos salga de la polla sin miedo a ser rechazados.

Twitter está lleno de chicas que les encanta chupar pollas "Lo único que me apetece es metérmela en la boca" y tíos que bien dejan qué desear "Ha llegado mi novia, tuitearé con el móvil apoyado en su nuca"; en los sitios web de contar anécdotas solo encontramos chicas que quieren "ser empotradas contra la pared" y chicos que fardan de haberse follado a su propia prima. Mejor no digo nada de Tuenti. Es todo un despropósito.

Aún recuerdo mi primera revista porno, no era porno era una Interviú que encontré entre los escombros de una casa que acababan de tirar. Me colé para mear después de salir del colegio, tendría unos diez u once años y mientras estaba meando la vi entre abierta debajo de unos cascotes. Aquello era ilegal joder, eran tetas de verdad y a veces podía verse un poco de coño con su perfecto vello arreglado. Era como mirar al cielo, mujeres desnudas ante nuestros vírgenes ojos inocentes. Recuerdo perfectamente como nos daba vergüenza mirar hacia el sur porque no sabíamos muy bien para qué coño servia y era algo incomprensible para nuestras pequeñas mentes.

Mi primera vagina. Nunca se me olvidará. Fue con una revista llamada "Macho" del 82; se la robé a mi padre porque tenia curiosidad y allí estaba, en todo su esplendor una hermosa y rosada vagina, rodeada de un afro bien cuidado. La muchacha portante era una joven de piel morena con un pelo negro y rizado, muy hermosa. Me mostraba todo su amor sentada en el suelo, con las piernas abiertas y mirando inocentemente hacia un lado. Pensé en la complicidad del órgano sexual, el mio era simple: un cacho carne, feo, seco como anticuado; pero aquello era hermoso, aún siendo una foto podía notar la humedad que desprendía, notar su suavidad, incluso, no me preguntéis por qué, sabía que estaba caliente. No llegaba a entender su funcionamiento, sabía que el pene tenia que introducirse de alguna manera en aquella obra de arte, pero aquello era un acto atroz, estaba perfecta así, tranquila y palpitante, sin una polla que enturbiara la más preciosa imagen que vería en años. Tras mi pequeña erección me imaginé si aquella panacea también se empalmaría para poder realizar el acto sexual, de alguna forma imaginé que crecería y envolvería el pene. Pequeño idiota.

Recuerdo perfectamente que aquella mujer vestía una chaqueta de lana abierta, dejando ver sus preciosos y turgentes pechos, acabados en un rosado y pequeño pezón. Fue la primera erección provocada, un triunfo  para mi y sobre mis amigos, mi primer "chocho" y estaba dispuesto a describirlo al día siguiente en clase. Por supuesto no me la casqué, evidente; mi primera vez -masturbatoria- no llegaría hasta el primer año de instituto.

Por eso, ahora mismo, en este mundo guarro existe el amor, el sexo y el amor por y para el sexo. Nunca te olvidaré, fuiste "Mi Vagina" como Anna Chlumsky fue "Mi Chica".

miércoles, 22 de agosto de 2012

Columna VIII

Lucro y asqueroso dinero.

Micropensamientos patrocinados por la pobre mente de un hombre fracasado. Pensando en el fin del mundo, nos llegará y el problema no es qué pasará, el problema es qué coño pasará después. Si "al final del día lo único que importa es ella", ¿qué importa al final del mundo? Lo mismo. Santo Dios, ahora mismo lo único que importa es ella. Te mantiene a flote, es un poco egoísta pero es algo con lo que vivimos y tenemos que soportarlo. Cada día lo piensas, la ausencia es la destrucción de todo lo que conoces. Lo peor es que los hombres pensamos que con el amor tenemos las cuentas saldadas.

Lucharía contra las más brutas fuerzas de la naturaleza para poder salvarla. Movería cielo y tierra, ofendería a esas fuerzas destructoras de mundos; la llevaría a lo alto del Éverest para salvar las aguas... y no seria suficiente. Estamos condenados desde el primer momento y vivimos con ello. No me importaría morir después de una vida feliz y completa, pero eso no es justo, ¿acaso es justo dejarles el relevo a las nuevas generaciones? Porque eso es lo que estamos haciendo.

Solo te diré una cosa, tengo un trato con el mandamás de allí arriba en el que me mandará a tomar por culo antes de que pueda vivir un solo segundo sin tu presencia en este mundo. Eso si es bonito, siempre tuyo...

lunes, 20 de agosto de 2012

Columna VII

El odio es un lastre y el amor cambia la gravedad. Pero el perdón corta la cuerda.



La vida da miedo, enfrentarse a algo cuesta y ese gasto de valor puede llevarnos a una desilusión provocada  por el fracaso que nos extirpa las ganas de intentarlo de nuevo. Ya sea enfrentándote a un marido cabrón o a una página en blanco, el valor no es algo que regalen los trileros en el muelle. Es algo que se tiene y se gasta, como el dinero pero menos inmoral.

Estamos demasiado acostumbrados al fracaso, desde pequeños se nos resta importancia a nuestros fallos, nos acarician el pelo cuando la cagamos y nos consuelan con los típicos "no pasa nada" y "no tiene importancia". Asumimos que errar es humano y no tiene nada más que un mínimo castigo, una lágrima y otro jodido intento por la mañana. No pensamos en las consecuencias y por ello hacemos las cosas sin esfuerzo, sin ganas, porque sabemos que tenemos una red que evitará la caída.

Los hombres no se esfuerzan en seducir a una mujer. El amor, tal y como era, ha muerto. Ese deseo de poder pasar toda una vida con una hermosa dama ha desaparecido. Nos reímos del romanticismo como si fuera el tonto del pueblo. Ahora nos dedicamos a soltar paridas subidas de tono sin pensar en las consecuencias. No existe el miedo a perderla, el saber elegir las palabras que decirle, la última lucha por algo imposible. Todo eso ha desaparecido porque sabemos que hay muchas más mujeres en este mundo y no te importa con cual fingir follar una vez a la semana. Esto es culpa de todos, los unos por los unos, los otros por los otros; hemos llegado a un punto sin retorno, miramos atrás y no somos capaces de ver el camino de vuelta.

domingo, 19 de agosto de 2012

Columna VI

Quizá esté enamorado de la idea del amor.

El ser humano es antipático por naturaleza. Nos enfadamos con las personas que queremos por cualquier tontería, como la espuma de champan (esa bebida nihilista de las clases sociales con el culo más importante que el resto del mundo), el enfado sube rápido, odias todo, pero en realidad es solo aire y una vez que baja te das cuenta de lo jodidamente idiota que eres. Pero claro, humanos del mundo, acercaos un momento, tengo una cosa importante que decir: somos los hijos malditos de Dios que han acabado por diferenciarse tanto de su Padre que nos hemos convertido en su enemigo.

Una vez que aceptamos que no "ha sido para tanto" actúa nuestro orgullo y no nos permite decir claramente "soy un gilipollas". Cada parte se queda jodida en un rincón de la habitación, esperando que el otro de el paso y diga que todo es una mierda sin importancia, para asentir, darse un largo beso y quizá pedirse disculpas en horizontal. Lástima que el silencio sea tan efectivo y traicionero. Lo peor no ha acabado, esa herida queda ahí, latente y cuando uno de los dos se cansa de los fallos del otro, decide que ese es el momento de mandarlo a la mierda y que le jodan. Es tan cierto y tan triste ver como las relaciones se acaban por los propios defectos del ser humano, unos defectos naturales que son fáciles de cambiar, al menos, esa es la esperanza de un servidor.

viernes, 17 de agosto de 2012

Columna V

Deja de pensar en lo que deberías hacer y haz lo que tienes que hacer. La vas a cagar hagas lo que hagas.

Queridos lectores ,el dolor es algo bueno y con suerte nos dura toda la vida. A veces nos duele el corazón y si tenemos suerte es por otra persona. No creo que haya otra manera de que duela esa parte del cuerpo. Despiertas una mañana con la intención de comerte el mundo y al final del día, entre el silencio y las sábanas te das cuenta de que ahí está el dolor que te hace recordar. Es el momento más vulnerable.

Pequeñas personas sufridoras, amantes marchitos, vaginas solitarias, flácidos cachos de carne, todos sois queridos y odiados por Dios. Da igual cómo seáis, estúpidos, obsesos, dependientes sociales, fanáticos tecnológicos, coged a vuestra sucemedia naranja, ponedle un emoticono feliz y deseadle la buenas noches con esas palabras transcritas tras una barrita parpadeante tan seca como la vida misma. Ese es el individualismo atroz que nos hace tan difícil comunicarnos con el sexo opuesto. El amor se ha convertido, tristemente, en una linterna encendida de día, da luz, pero no sirve para nada. Ese puto problema nos come cada día y nos importa tan poco que da hasta pena. Nos dedicamos a reír las penas y llorar las alegrías en la   comodidad y seguridad instantánea de nuestro hogar, tras un aparatoso e infinito cableado que nos da unos segundos más para pensar qué coño decir, cuando son las primeras palabras (o primeros pensamientos) las reales y las verdaderas.

Coged vuestra polla, machacad el teclado con ella y con suerte formulareis las pequeñas palabras mágicas que harán que aquella chica al otro lado del mundo os de la patada y no tengáis ni una mísera oportunidad para devolverle un beso. Bravo.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Columna IV

El tiempo, inevitablemente avanza, sin parar. La distancia se hace cada vez mayor, la brecha se abre. Si saltas tienes que estar seguro de que te cogerá. Y esa inseguridad es la que hace que el tiempo avance, aumentando el trecho. Maldita sea.

Queridos lectores, el amor es una degradante historia de mierda, tiene una introducción, como cualquier novela pija que después será violada contundentemente por algún director de cine; después viene el nudo, las lineas se entrelazan para formar un conflicto que se resuelve en el desenlace, ese cabrón que no quiere nadie. Nadie quiere un final; todos queremos vivir un nudo infinito, resolver problemas constantemente. Un final feliz, sigue siendo un final.

Yo pensaba que todas las historias de amor eran igual de tópicas, todas seguían un patrón. Y así es, todas están determinadas por el miedo humano al futuro, a lo que hay más adelante, a lo que espera agazapado para joderte en cualquier momento. Ese miedo hace resguardarse en lo conocido, en lo seguro; ese miedo hace que no apostemos por ello, que mantengamos la apuesta y perdamos lo menos posible. Somos unos jodidos cobardes y nos enorgullecemos de ello.

Ese amor es el que hace que quieras tocarte indefinidamente la entrepierna. ¿Qué fin tiene sino la muerte del deseo? La satisfacción, mejor dicho, la autosatisfacción, eso es. Todos tenemos un fin en mente, un objetivo al que avanzamos poco a poco, el camino puede desviarse, probar la otra acera aunque sé que mi polla es heterosexual, un trío con una enana, quizá una paja en un avión. Esos subobjetivos mantienen la llama viva. Aún pensamos en lo jodidamente felices que seremos cuando alcancemos nuestro objetivo, nuestro fin y ¿después qué? ¿Qué coño viene después? Estamos muriendo constantemente.

Mejor vivamos en el mundo de los subobjetivos, después ya se verá, dejad de preocuparos por el futuro, cuidaros por lo que hay entre el presente y el futuro, ese segundo después de pensar, ese momento justo después de la última espiración, ese es el importante. Esto no quiere decir que os dejéis un coño a medias, ahí si que tenéis que ser caballerosos, ocuparos del presente y de la vagina de la amable señorita que tenéis encima o del encantador capullo que intenta no correrse antes de tiempo.

Haced lo que os salga de las narices. Yo os odio de todas maneras.

martes, 14 de agosto de 2012

Columna III

Cualquier día es el primer día del resto de vuestras estúpidas vidas.

Hoy estaba de resaca como cada puñetero día. Me he despertado en una casa desconocida, he cogido mis pantalones, he abierto la nevera, he cogido una manzana para quitarme el sabor a mierda de la boca, he robado unos cigarrillos y he salido por la puerta. Me daba igual saber que había una persona en la ducha por el ruido del agua. No quería tener que inventarme alguna excusa o, peor, tener que soltar algún dinero.
Estoy solo, por muchas mujeres que tenga cada día, la soledad no desaparece. Me doy cuenta mientras estoy en el parque, fumando y tomándome un irlandés. Allí veo a las familias, con esas estúpidas sonrisas en la cara, mientras las criaturas corren de un lado para otro. Sé que los odio por la envidia que les tengo.

Envidia es una palabra muy fuerte. Quizá un recelo por la facilidad de sus vidas, un trabajo fijo, una comida en la mesa, la misma mujer todos los días, el mismo hombre ¡qué coño hacen sonriendo! Quizá soy un inmaduro, pero ese tipo de vida no puede ser feliz. Aunque a veces pienso que la mía tampoco. Yo era feliz con ella, me daba igual levantarme todos los días a su lado, prepararle el desayuno, que nos hiciéramos el amor todos los días igual. Ahí era feliz, pero todo cambió y parece que sigo siendo feliz, al menos sonrío mientras escribo esto. Los más infelices son aquellos que dicen que son felices y están contentos con su vida, seguramente desean meterse una bala en la cabeza a la primera oportunidad que tuvieran. Así que, por descarte, el más feliz es aquel que no se preocupa en preguntarse si lo es o no.

Toda esta mierda vino a mi cabeza en aquel parque de "blisstonia", viendo a las madres preocupadas, a los padres perfectos y todo ese anuncio público de vida perfecta. De la nada apareció un crío repelente que no paraba de mirarme, me preguntó por qué fumaba, le dije que porque era mayor; me contó que sus padres discutían todo el rato por eso, "¿por ser mayores?" le dije. Es lo malo de los críos, no entienden el humor. Me preguntó por qué estaba triste, no estaba triste, "tampoco pareces feliz" me dijo. Asusté al niño que salió corriendo en dirección a su madre gritando "mami, mami".

Esto no es tan bueno como quisiera, pero coño, un niño de 8 años es lo más desmoralizador que existe.

sábado, 11 de agosto de 2012

Columna II

La vida es un suculento bol de sopa caliente y reconstituyente, que Dios ha preparado y removido con su polla.


Esto lo pensé mientras le hacia un perfecto trabajo oral a una puta bastante limpia y presumida. Acababa de soltarle 60 billetes y lo primero que hizo fue ofrecerme una educada invitación para bajar al pilón, y ahí me encontraba yo, tumbado en mi cama con una preciosa mujer de 58 kilos sentada sobre mi cara, quitándose el resto de la ropa mientras yo balbuceaba un cántico sensual para atraer el primero de los orgasmos.

En su depilado y cálido coño pensé si aquello estaba mal, estaba dándole mi dinero a una profesional para follármela, seguramente utilizara la mitad para jaco -o todo-, pero coño allí estaba yo medio empalmado, con mi pequeño y precioso miembro en la boca de una desconocida que, al parecer, conservaba todos los dientes. ¿Está mal pagarle al fontanero para que te arregle las cañerías y evitar que la mierda te llegue a los tobillos? No, está bien visto, pero pagarle a una puta para que te haga media mamada, no. Eso es por los putos prejuicios y los tabús sociales. Porque una puta lleva taconazos, poca ropa, le falta la mitad de los dientes, es una mal hablada y quizá un foco del sida. Pero ¿qué coño? Eso es un tópico tan grande y antiguo que da pena. La chica que ahora mismo acaba de correrse encima mio llevaba unos vaqueros de marca, una blusa semitransparente con una vaquera encima y en el bolso le he visto una puta PSP. Es sin duda la mujer más preciosa que he tenido el placer de follarme. Mañana lo será otra, pero hoy es ella ¿Qué cojones estamos haciendo con la vida, dónde un obrero es un gordo deslenguado que pega a su mujer, una puta es una puta y un asesino es un loco justificado?

La vida es el burdel más grande jamás creado, puedes dar en mano 60 pavos para una media hora de placer injustificado o puedes gastarte 10 en flores, 40 en una cena y 10 en condones para llevarte al amor de tu vida a la cama, proporcionarle el más satisfactorio de sus orgasmos y, después, acostarte a su lado para sentirte bien con una sonrisa bobalicona en la cara, el deber cumplido y el alma limpia.

El cielo te espera capullo.

Columna I

Estoy disgustado con mi vida y conmigo pero eso no me hace desgraciado.
Hank Moody


Esta idea surjió anoche mientras veía, junto con un tío bueno, el "piloto" de la -GRAN- serie Californication. En ella el agente del protagonista le pide que sea columnista en lo que parece ser una revista de y para mujeres. Lo quieren por la creación de esa lucha de géneros, la degradación que tiene sobre el hombre y la magnificencia sobre la mujer.
Se deduce que Hank tiene que escribir con ese humor ácido y esa pantomima unas palabras en "Hell-A Magazine", ante no saber qué coño escribir, le cuenta a su amigo un sueño que tuvo sobre una monja y una mamada. Y ahí surge esta idea.

La mente humana es sucia por naturaleza, pensamos en el sexo continuamente pero no hablamos sobre él. Pensamos en follarnos a toda pierna viviente y eso es algo que debería estar plasmado en algún lado. Todas las historias sobre hacerlo con su prima, con la abuela, con tu madre, con la madre de un amigo; los coños que te has comido, la vaginas que has penetrado. Todo. Pero un momento, ¿esto pretende escribirlo un gordo cabrón que ha follado con una mujer en su triste y corta vida, y hace más de tres años que no disfruta de el suculento manjar del caudal de los mejores fluidos vaginales? Si.

Este es el puto comienzo de las más depravadoras, excitantes, viciosas, eróticas, imposibles,  introvertidas, corrompidas, degeneradas, humillantes y, si, imaginarias (o no) historias de amor. Está el punto de vista del hombre, el de la mujer y el del hombre que piensa que todos los Hombres son gilipollas y todas las mujeres la causa de que Dios no mande a tomar por culo este ridículo mundo.

FUCK.